Mi boca te busca entre tus silencios.
Mi mente te trae como esa realidad no vivida.
Despojada, desnudo al borde de mi cama, impones tu hombría.
Nos encontramos en un deseo plasmado entre palabras que nos habitan.
“Sin hacernos nos hicimos “
Me pierdo en tu abrazo aferras mis senos sobre tu torso cálido,
Mis ojos se encuentran con la claridad de los tuyos y veo más allá de lo aparente.
Sonrió ante tu provocación constante.
Despintas mis labios dejándolos suavemente y aventurándolos a descubrirnos
Piel con piel, sexo con sexo.
Hemos creado un ritmo propio desconocido,
todo es novedad en nuestros cuerpos ya otoñales.
Eres el mar que penetra con su insistencia en la costa desierta, haciendo su marca y dejándola habitada de ti.
Te sujeto con la idea de que no me dejes con la urgencia de insaciable de sentir,
Grabas en mí el aroma de tu piel e imprimes las huellas de tus manos que sostienen mi corporalidad en lo alto.
No tengo miedo, tú eres mi todo.
Árdeme, amor …árdeme fuera de ésta hoja, que ya nos hizo sin tocarnos ..
AVG
DERECHOS RESERVADOS

ALEGANDRA GAUNA .-COLONIA AVELLANEDA

De las tramas

Había acomodado los acolchados sobre la inmensa cama que hablaba de algunas soledades. Vestida con ropa de dormir, su cara estaba helada y sus ojos abiertos que miraban el techo como si el ruego de sentirse más cálida, quedara sujeto a cada cuadro blanco del cielorraso. Con sus pies inmóviles, con cada brazo al costado del cuerpo y con su espíritu cansado, esperaba Raquel Suarez que en algún momento el sueño la arrebatara y la llevara a lugares quizás más placenteros. Recordó el frío ante la presencia de fiebre alta y comparó racionalmente con el que atravesaba esa noche, eran diferentes. Éste era vacío, cruel y en cierto punto devastador. Un silencio activo, expectante y deambulando entre paréntesis, se respiraba en esa pequeña habitación. A oscuras intentaba comprender, darle algún sentido a esa experiencia con aire de novedad. El aullido de Flora y las corridas sobre la chapa, distrajeron sus pensamientos y un instante antes del sueño o quizás recorriéndole entendió, que ese silencio necesitaba ser llenado, pero despojándolo de historias, de ropajes viejos y de contratos sin beneficios que se habían quedado en algún reloj y que para marchar necesitaba ser sacudido. La plenitud requiere de muchos inviernos y de numerosos silencios para alcanzarla.