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En estos tiempos, honrar la vida

Por Jorge Daneri (*) Especial para ANÁLISIS

En estos tiempos, donde se decreta seguridad armada especial y privilegiada para las corporaciones extractivistas, maquinaria del saqueo profundizado que se avecina, de sancionarse el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) en el marco del debate del proyecto ley bases.

En estos tiempos, donde la violencia estatal agravia seres humanos sensibles, con empatía para con las naturalezas que conformamos, resistiendo frente al intento de avasallamiento de diversidades a escala humana y no humana.

En estos tiempos, de total injusticia social y ambiental anunciada con gritos oficiales declarándolas a ellas, enemigas.

En estos tiempos, donde se autocalifican destructores del Estado, presencia fatal para el Derecho institucional, sea social, sea ambiental, sea el que sea, nada importa, es el mega mensaje de su máxima autoridad nacional.

Y en estos tiempos, donde aún y a pesar de semejante contexto, el Estado sigue siendo la médula de la Constitución Nacional frente al experimento quizás patológico, de apología del delito mayor anunciando su destrucción; aquí venimos a manifestar, muy  en paz, la de los montes, ríos, seres vivíos todos, montañas y sus valles, la de las nieves milenarias y sus aguas, la de los pueblos originarios, de las minorías todas, de esa multiplicidad de las otras y los otros, ... Sí, venimos con nuestros instrumentos musicales, nuestros libros, semillas milenarias también, con esas selvas y reinos de vida, como ríos voladores, con nuestra memoria y las viejas y viejos indígenas e inmigrantes que nos vienen esculpiendo, a decir No, así No.

La concertación

Hace más de cuarenta años, concertamos cambiar totalitarismo por derechos, confrontación por consensos, “la paz de los cementerios” por la inapelable vitalidad del encuentro, el círculo, la marcha, las plazas de la democracia celebrando democracias, resistiendo caras pintadas, celebrando bienvenidas de noticias buenas, también.

En estos tiempos, donde se niega la reforma constitucional (1994): el Estado como garante de los derechos de los pueblos originarios, ecosistemas, autonomías y federalismo de concertación; vienen a intentar concretar una factoría con la abusiva herramienta de los decretos de necesidad y urgencia y un unitarismo incalificable.

En estos tiempos de identificación de enemigos globales y locales, donde la neutralidad histórica de gran parte del espectro político y su memoria, desaparece, alienándose con el imperio del Norte y su extrema derecha. Ultra derechas que se encuentran en los foros del delirio guerrero, lenguajes agresivos, provocaciones constantes.

En estos tiempos de destrucción anunciada del órgano de control en la gestión del río Paraná de la mano de intereses ajenos e imperiales.

"Afectividad ambiental"

En estos tiempos de Shock y neocolonialismo digital, recurrir al ejercicio cotidiano de la "afectividad ambiental", quizás resulta ser la mejor pluma, lectura, meditación, ejercicio cotidiano personal como colectivo, para sostener y celebrar las resistencias todas.

Y esa afectividad ambiental desde su sabiduría nos enseña que "... Experimentamos el mundo de acuerdo con las palabras que usamos. ... El despojo de sólidas palabras que daban a los pueblos bases firmes para la interacción afectiva fueron resignificadas y vaciándose de contenido". (Giraldo, Omar- Toro, Ingrid. 2020).

Así, expresiones que, frente al desacuerdo o la diferencia de posición política, amenazan con cortar las manos, o afirmaciones grotescas sobre la destrucción del Estado desde adentro, para decirlo con cierta calma, señala que nos encontramos ante un contexto que nada tiene que ver con aquellos maestros de nuestras públicas escuelas, donde escuchando expresiones con semejante carga agresiva incalificable, el denominarlos como "boca sucia", sería el mayor llamado de atención infantil o adolescente.

Y así, en estos tiempos de escenarios que están más al borde de apologías de delitos, que en vuelo institucional de un Estadista, por lo interesante y movilizador de la cuidada palabra, se insiste, de un "Estadista",  es decir: "persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado", sostener la capacidad de asombro no es menor, pues en nuestro aprendizaje, semillas del Estar-Habitar, advertimos ubicarnos frente a las antípodas de esta realidad más que muy política.

Instrumentos amorosos de la resistencia

Eladia Blázquez nos acaricia con "Honrar la Vida",  poema cantado con una sensibilidad y ternura por Sandra Mihánovich, convocándonos quizás, como transitando hacia ejemplos de las más sanadoras resistencias, hacia el canto, la poesía, los tambores, las marchas masivas de la no violencia en sus diversidades de lenguajes, tonadas por la paz contra la violencia de la palabra y esta maldita grieta y sus responsables que hasta aquí nos han traído olvidando causas y razones de este ahora, experimento.

"Merecer la vida no es callar y consentir,
Tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!

...

¡No! Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical,
Más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
Y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!

"La vida es sensibilidad de cabo a rabo; es comunicación a través del lenguaje de la sensibilidad, acaso del código misterioso y enigmático de aquel lenguaje de la tierra que nos permite habitarla". (Giraldo, Omar Felipe- Toro, Ingrid. "Afectividad Ambiental: sensibilidad, empatía, estéticas del habitar. México. El Colegio de la Frontera Sur: Universidad Veracruzana, 2020, Página 86)

En estos tiempos, amorosamente resistiendo así

"yo me haré una flauta de juncos
para conversar con el río
cuéntame
saltas en el norte
por las escaleras de la meseta
para jugar a la cuerda con el canto de la espuma?
y a la rayuela
no juegas?
Haré dibujos en la arena para encontrar tu rostro".

(Montoya, Gloria. "Adiós a las ciudades y otros poemas". Editorial Colmegna, Santa Fe. Junio 1967)

(*) Abogado ambientalista.

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